Editorial: El peso insoportable de la canasta básica y la lucha de FESTAGRO por la dignidad Obrera

En Honduras, la realidad cotidiana de miles de familias trabajadoras se resume, en una palabra sobrevivir, la canasta básica lejos de representar un conjunto de productos esenciales accesibles, se ha convertido en un lujo inalcanzable. Mientras los precios del maíz, los frijoles, el aceite o el arroz se disparan, los salarios se mantienen anclados en una economía que beneficia a unos pocos y condena a muchos a la pobreza.

El salario mínimo hondureño no alcanza ni para cubrir el costo de los alimentos más indispensables, las familias deben elegir entre comer, pagar la energía eléctrica o enviar a sus hijos a la escuela. Es una decisión cruel e inhumana que refleja el profundo desequilibrio social del país, el pueblo trabajador quien produce, cosecha, transporta y sostiene la economía nacional es el mismo que menos puede disfrutar de sus frutos.

Frente a esta dura realidad, la Federación de Sindicatos de Trabajadores de la Agroindustria y Otros (FESTAGRO) se ha mantenido firme como una voz de resistencia y esperanza. Su trabajo va más allá de la defensa sindical; es una lucha por la dignidad humana, FESTAGRO ha denunciado el abuso de las empresas agroindustriales y Otros Sectores, la falta de reajustes salariales reales y la ausencia de políticas públicas que protejan a los más vulnerables.

Con organización, capacitación y negociación colectiva, esta federación ha logrado que miles de obreros conozcan y defiendan sus derechos, y ha puesto sobre la mesa una verdad incómoda: no puede haber desarrollo sin justicia social.

Sin embargo, el esfuerzo de FESTAGRO no puede ser aislado, es responsabilidad de las empresas y el estado asumir su deber de garantizar un salario digno, controlar la especulación en los mercados y promover la producción nacional de alimentos y que el aumento del salario mínimo vaya de acuerdo al costo de vida de cada familia hondureña.

El peso insoportable de la canasta básica no es solo un problema económico: es una cuestión moral, un país que permite que sus trabajadores pasen hambre mientras generan riqueza para otros.

Por eso, la labor de FESTAGRO merece reconocimiento y respaldo, su lucha es la de todos los que creen que la dignidad no puede ser un privilegio, sino un derecho, solo con organización, solidaridad y acción colectiva se podrá aliviar el peso que hoy asfixia al pueblo hondureño y abrir el camino hacia un futuro más justo y humano.

 

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Editorial: Un llamado a la vida, la dignidad y la prevención